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DURGA

Durga se esta construyendo al mismo tiempo que me estoy construyendo yo.

Conocía a la diosa Durga en las cartas de El Oráculo de la Diosa (Amy Sophia Marashinsky) en representación de los Límites. Esta diosa, conocida como La invencible, me acompañó en momentos muy significativos del proceso y se representa con varios brazos en los que sujeta un arma en cada uno. A partir de ahí, comencé mi trabajo en terapia para conocer cuáles eran esos límites en mi y qué armas utilizaba para que no fueran transgredidos. Encontré la vulnerabilidad, la respiración, rapear, escribir, gritar, la risa, mis raíces manifestadas con mi acento andaluz y la influencia de la cultura flamenca, el pelo, el fuego, la danza (por supuesto)... Pero mi mayor descubrimiento fue que el enfado era un arma poderosísima para mi y que nunca le había dado su espacio. Me enfadé. Me enfadé mucho, porque me di cuenta que mi entorno nunca me había permitido enfadarme. Escribí una canción sobre esto, la rapeé más fiel a mi acento que nunca, la grabé en un estudio, le bailé desnuda a mi ex en mitad de una discusión, me empapé de la mitología hindú de la diosa Durga y su relación con la diosa Kali, me hice una sesión de fotos derramando la sangre de mi menstruación por mi cuerpo, me tatué una metamorfosis en la espalda con mi símbolo ascendente del zodiaco, me emborraché por primera vez en mi vida sola en casa mientras guardaba cuarentena por Covid… Y en mitad de todo ese caos, me transformé en diosa, y ya no he podido dejar de serlo.

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